El conflicto de Cachemira. Causas y explicaciones desde las teorías de las relaciones internacionales.
Son numerosos los conflictos fronterizos y territoriales en Asia Meridional, situada en el sur del continente asiático. Las tensiones entre los Estados son una amenaza constante para la paz territorial y cobran un papel muy importante en las relaciones internacionales. El conflicto de Cachemira es un claro ejemplo de este tipo de problemas.
Se trata de un conflicto disputado entre la India, Pakistán y Cachemira, y es uno de los conflictos, aun sin resolver, más antiguos y que conforma la agenda de las Naciones Unidas. Cachemira es una región ubicada en la zona norte del subcontinente indio, concretamente en el sur de la parte occidental de la cordillera de los Himalayas, y su población es de aproximadamente 13 millones de personas.
Pakistán (con mayoría musulmana) y la India (mayoría hindú) han reclamado el territorio como suyo tras la descolonización británica. También surge un movimiento independentista de la propia Cachemira, convirtiéndose en un nuevo actor del conflicto. En consecuencia, lo que comenzó como un problema internacional, ha evolucionado hacia un conflicto también nacional. El conflicto supone un problema religioso, cultural, de identidad y pertinencia, y territorial, pues la región se encuentra en un punto estratégico para el control fronterizo y el control de los ríos. Por lo tanto, el conflicto se ve envuelto en una elevada complejidad que dificulta su resolución. Este conflicto ha provocado numerosas víctimas mortales, y un clima de tensión e inseguridad, en el que se han llevado a cabo numerosas violaciones de los derechos humanos, que incluyen, ejecuciones, torturas y violaciones en contra del pueblo cachemir. Dificultando gravemente el desarrollo de la región.
El conflicto surge en 1947, tras la descolonización británica de la India, cuando se crean las naciones de India y Pakistán. Los 562 estados principescos indios se anexionaron a los respectivos nuevos países, Dominio de Pakistán y la Unión de la India. La región de Jammu y Cachemira contaba con una población mayoritariamente musulmana, sin embargo, su gobernante (maharajá o marajá) era hindú, llamado Hari Singh. El rey trató de mantener el territorio independiente y por tanto evitar la presión que ejercía India y Pakistán sobre él. Pero poco después, en ese mismo año, surgió la Primera Guerra Indo-pakistaní. Durante el conflicto, las tropas pashtunes, supuestamente apoyadas por Pakistán, entraron en el territorio cachemir. El Majará Hari Singh se vio obligado a pedir ayuda militar a la India. Esta fue concedida, pero con la condición de la firma del instrumento de accesión. Este fue firmado el 26 de octubre de 1947, logrando así la jurisdicción del territorio de Jammu y Cachemira. En ese momento la India tenía el control de la región y se produjo un acercamiento pacífico entre las partes, como consecuencia de la mediación de la Organización de Naciones Unidas. Se declaró el alto al fuego en 1949.
La ONU intento llevara a cabo diferentes planes como desplegar observadores en el terreno y la realización de un referéndum. Pero este último nunca fue llevado a cabo. También se estableció una Línea de Control, que dividía el territorio en diferentes partes controladas por los diferentes países: Azad Kashmir (dominio pakistaní), Jammu y Cachemira (India) y Akasai Chin (China).
En 1965 se llevó a cabo la segunda guerra Indo-pakistaní, ya que Pakistan reclamaba el territorio de Jammu y Cachemira por tener una población musulmana. En 1962 también se llevó a cabo la guerra Sino-India (entre India y China). Como consecuencia de la guerra, la India se rearmó, lo que supuso una amenaza para Pakistán. Estas guerras configuraron la obtención de beneficios económicos e identitarios de Cachemira por la India. Y Pakistán, por su parte, logró unir a su población en el objetivo de recuperar Cachemira.
En 1971 se desarrolló la tercera guerra Indo-Pakistaní y más delante, de 1984 a 1999 surgieron conflictos de baja intensidad. Pues Pakistán estaba tan debilitado que durante unos años no le prestó demasiada atención al conflicto cachemir. Sin embargo, en ese tiempo, aumentaron los movimientos insurgentes cachemires, y Pakistán les apoyaba. En 1999 numerosos pakistaníes se infiltraron en Kargil, controlado por la India, la cual respondió con ataques aéreos que lograron que Pakistán retirara las topas.
Aunque en los últimos años se hayan producido ciertos avances en el proceso de paz entre la India y Pakistán, aún sigue siendo un conflicto sin resolver. Además, los grupos independentistas cachemires no están siendo muy tenidos en cuenta por las distintas partes.
Una de las principales causas por las que el conflicto sigue sin resolver es por el perpetuo dilema de seguridad. Se trata de un entorno anárquico, en el que las distintas partes hacen uso del arsenal militar, lo que provoca una gran incertidumbre acerca de las acciones futuras. Esto hace que los distintos actores luchen por la hegemonía regional y por la supervivencia. Este dilema refleja claramente la lógica del realismo ofensivo, ya que las medidas que toma un Estado para mejorar su seguridad amenazan a los demás Estados, y, por lo tanto, las diferentes partes intentan acumular poder para reducir la capacidad ofensiva del contrario. En palabras de Mearhrmier, “la mejor defensa es una buena ofensa”
Por otro lado, el conflicto de Cachemira también se ajusta a la lógica constructivista. Esta teoría describe el carácter social del mundo, teniendo muy en cuenta la cultura, la historia, las creencias y las normas. En este conflicto la identidad y la religión tienen un peso muy fuerte. Estas determinan el comportamiento de los agentes y la perpetuación del conflicto. Por lo tanto, las diferentes perspectivas, realista y constructivista, podrían combinarse para explicar respectivamente, por un lado, la estructura material del conflicto, y por otro el origen social de las causas materiales.
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